lunes, 13 de febrero de 2012

Mariano “Tigre” Aguilar, un antiheroe suelto en Marcos Juárez



Mariano Javier Aguilar nació en Campana, Buenos Aires, el 30 de septiembre de 1964. Jugó 13 temporadas en la Liga Nacional en las que totalizó 590 partidos y 6.794 puntos (promedio de 11,5). Disputó dos temporadas en Sport Club (Cañada de Gómez), cuatro en Independiente (Neuquén), una en Boca Juniors, tres en Deportivo Roca, una en Deportivo Valle Inferior de Viedma (ex DEPOVi) y dos en Pico Football Club (La Pampa). Se desempeñó como escolta o alero y mide 1m92.

No quedan en la Liga Nacional ni en el TNA personajes como el ex basquetbolista y hoy entrenador, Mariano Aguilar.

“El día que yo pida que no me publiquen algo de lo que digo, venís y me das con un bate de béisbol en los dientes”, dice.

Hay algo de antihéroe en Aguilar. Tal vez porque como jugador tuvo que trabajar el doble o el triple que los demás para poder mantenerse en el sistema. Porque soñaba con ser goleador, pero terminó siendo defensor de tripleros implacables.

También le pusieron el rótulo de ir contra la corriente porque siempre dijo lo que le dio la gana y le hizo pasar papelones a más de uno. Los años pasaron. Las mañas quedaron. El jugador se retiró a los 45, hace un par de temporadas.

Hoy El Tigre se mueve más tranquilo en la apacible Marcos Juárez, donde dirige a un casi adolescente plantel de San Martín en el Torneo Nacional de Ascenso.

- ¿Se ve en el basquetbolista joven esa visión de la vida y el mundo tal como los veía, a esa edad, Mariano Aguilar?
- Muy pocos. Están bombardeados por los c…, los bailes de caño, las guerras televisivas, internet, la violencia, propuestas políticas que no se cumplen. Son bombardeados por mucha mugre. Un jugador de básquetbol que juega bien no piensa en comprarse su primera casa o en una inversión a diez años. Quiere tener el auto para tratar de ser uno de los bailarines de Showmatch. Y cuando va a votar pone en el sobre lo que venga porque no le interesan las propuestas políticas. Como entrenadores o formadores de jugadores, tenemos que estar permanentemente induciéndolos a que se realicen como personas. Ser buen tipo, buen papá y tal vez ser un buen jugador de básquetbol. Al serlo, votará mejor, estudiará o se comprará una casa. Entonces le va a dar valor a la pelota.

- ¿Y ahora a qué le dan valor?
- Lo primero que se compra un jugador de básquetbol joven es una notebook. Y no leyó ni tres libros. Y tratar de poner un buen estéreo en el auto, cuando tendría que sacar un crédito hipotecario en cualquier banco.

- ¿Cómo te llevás con la política? Siempre fuiste político dentro del básquet. O políticamente incorrecto.
- Me llevo de la siguiente manera: admiro muchísimo a la Presidenta. De hecho la voté. Y quiero una oposición que le saque esos quistes que tiene, esa mugre del alrededor que lo único que hacen es buscar su posición económica. (Hugo) Moyano, Guillermo Moreno… Una oposición inteligente es lo que genera un debate o contraste de ideas. Acá en Argentina el confrontar es un deporte: fútbol, básquetbol y confrontación. Por eso tienen éxito (Jorge) Rial, Bendita TV… Son los programas que más rating tienen, los de confrontación. Hay que desterrarlo y enseñarle a los pibes.

- ¿Así es en el deporte?
- En la vida y el deporte. Te expliqué la parte política, en la que creo ser bastante democrático. Pero a la vez soy un poco militar con lo mío. Mi dicho es: “¿No te gusta la sopa? Dos platos”. Así la estoy llevando. No hay democracia en mis equipos, porque en un grupo en formación tiene que haber una sola orden. Pero al mismo tiempo los tapo, les doy de comer y les digo que jueguen para ser mejores. Aplico democracia.


Fuente: Ricardo Sbrana / Diario La Nueva Provincia y

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