Catalina Rochaix es integrante de una familia con tradición deportiva. Su abuelo y su papá jugaron al básquet y le transmitieron el gusto por las disciplinas colectivas y ella optó por “probar” con el vóley.

“Siempre me gustaron los deportes en equipo, empecé vóley y me encantó; por eso sigo jugando”, confiesa la belvillense de 18 años, quien en 2019 formó parte del plantel de Universitario de Córdoba (subcampeón de la A2) y posteriormente se mudó a La Plata, donde jugó para Estudiantes hasta que la pandemia obligó a suspender la competencia.

A comienzos de noviembre de este año, la armadora se sumó a Atenas; para la jugadora formada en el Club Bell de Bell Ville ésta será la tercera experiencia en la élite del vóley argentino. “Cati” reconoce que entre las personas que la ayudaron y acompañaron a transitar este camino en lo más alto del deporte nacional están sus papás, sus compañeras de equipo y su entrenador Gustavo Santillán.

Victoria Mayer, armadora de Las Panteras, es su referente y la belvillense es consciente que con trabajo y esfuerzo puede tener la posibilidad de llegar adonde está hoy “Vicky”. Catalina disfruta de lo que hace y se autodefine como una persona constante, que se esfuerza para lograr el objetivo.

“Mis sueños en mi carrera son poder seguir creciendo como deportista y persona y cumplir mis objetivos de jugar un sudamericano, un Mundial y, a largo plazo, un Juego Olímpico”, dice la armadora que ya disputó un Mundial de Menores (en 2019, integró el seleccionado femenino Sub 18 que representó a Argentina en Egipto).

Catalina sigue firme en su camino hacia la concreción de nuevos objetivos y reflexiona: “El deporte te deja muchos valores en cuanto al compañerismo y a la disciplina como deportista y la enseñanza que siempre tenemos que trabajar en equipo para poder crecer y cumplir nuestros objetivos y metas”.


FUENTE Mundo D