lunes, 13 de enero de 2014

Con la garra del deportista

Elisa Lapenta, titular de H3o Sports, es entrenadora de mediano y alto rendimiento en deportes de resistencia. Fue una destacada triatlonista que integró la selección argentina y fue subcampeona de Sudamérica. Hoy, tiene una red de casi 100 alumnos y es referente en el país, en una actividad dominada por los hombres.



Potencia, constancia, disciplina, método. Esa es la idea que transmite con sólo verla Elisa Lapenta, una cordobesa que se ha transformado en referente a nivel nacional como entrenadora de mediano y alto rendimiento en deportes de resistencia.
Casi 100 deportistas integran su cartera de alumnos a los que sigue al pie de la letra, con un método al estilo alemán, como ella dice.
Pero también ella misma se entrena tres horas diarias, aunque ya está lejos de los tiempos en que se dedicaba a competir y en los que cosechó buenos éxitos. Para ella hacer deportes es casi como respirar, no podría vivir sin eso.
–¿Es como una adicción no?
–Sí, tiene todas las pautas de una adicción, los comportamientos obsesivos, con la diferencia que controlado, te hace bien. En lugar de ser un círculo vicioso, es virtuoso.
–¿Cómo fue tu proceso en esto? ¿Entrenás a otra gente porque antes competías vos?
–No, siempre entrené a otros, aun cuando estudiaba. Después hubo un tiempo en que competí fuerte, hasta que finalmente me dediqué exclusivamente a entrenar a otros. Igual, yo entreno tres horas todos los días.
–¿De chica amaste esto?
–Me gustaban las ciencias exactas, la educación física y la música. Cuando me recibí en el Colegio Alemán me metí en el Famaf, quería ser física nuclear. Mi idea era estudiar allí tres años, luego irme al Balseiro en Bariloche y después ir becada a Alemania, país que había estado a los 15 años por el intercambio del colegio y del que me enamoré.
–¿Y?, ¿Qué pasó?
–A los seis meses me di cuenta que no era lo mío. Abandoné y me anoté en el profesorado de educación física y en la Escuela de Lenguas para hacer el traductorado de alemán. Me recibí en ambas y me fui a Alemania, a hacer una especialización en alto rendimiento.
–¿Y al regreso?
–Me dediqué a full a entrenar personas. Fui durante seis años entrenadora ayudante de Georgina Bardach, una experiencia importante.
–¿Para entonces ya no competías?
–No, ya no competía. En el colegio competí desde los ocho años en atletismo, en handball, gimnasia deportiva y luego comencé a hacer triatlón (natación, ciclismo y carrera a pie) en lo que competí durante 10 años, fui subcampeona sudamericana y selección argentina tres años consecutivos.
–¿El del entrenador de alto rendimiento es un mundo de hombres?
–Y sí. Yo mujer, del interior, la verdad que muchas veces he sido como un grano para los porteños que suelen definir a dedo a quiénes llamar para que representen al país en las competencias internacionales. Te cuento una.
–Dale.
–En 2006 yo tenía un triatleta que, se veía, tenía proyección sudamericana. Ganaba todo en Argentina, entonces comencé a hablar con el entrenador de la Federación Argentina de Triatlón para que me avisara si lo convocaban para representar al país en los Panamericanos de Río de Janeiro de 2007, quería que me avisaran con tiempo, porque hay que comenzar, al menos, un año antes a hacerlo.
–Y nada...
–Nada, de resultas nos comenzamos a preparar igual. En marzo de 2007 se corre un triatlón internacional en Puerto Madero, vino gente de todo el mundo. Fuimos con Lucas Cocha, y les ganó a todos. Allí se acordaron. Yo tenía al mejor triatleta de la Argentina pero no se dignaban a convocarme. Obvio que después lo hicieron. Cosas como esa, me han pasado varias, varias veces.
–¿Cómo es tu trabajo?
–Tengo mucho de home office , Valentina, mi hijita, tiene parálisis cerebral, así que organicé mi vida en función de ella que es como un bebé de seis meses en un cuerpo de una nena de nueve años y requiere atención las 24 horas.
–Entiendo, pero ¿cómo hacés?
–Tengo una niñera a la mañana para entrenarme yo y desde el mediodía estoy con ella. También cuento con el apoyo incondicional de mis viejos. Dos veces a la semana hago los controles de ciclismo y pedestrismo y para los controles de natación, tengo dos chicos que me ayudan en Bucor. Pero, en definitiva, trabajo mucho en mi casa, mando los planes, contesto mails. Todos mis alumnos me tienen que pasar los informes de la actividad realizada y en función de eso, el fin de semana le mando a cada uno el plan de la semana siguiente. Planifico mucho, tengo macroestructuras para cada caso, el que va a un mundial, el que hace el half Iroman, cada uno organizado por carpetas en función de sus características y objetivos.
–¿Atendés gente fuera de Córdoba?
–Sí, pero sólo en los casos en que estén dispuestos a venir, como mínimo, una vez al mes para hacer control. Si no los veo, no lo hago porque para mí entrenar es un proceso educativo a largo plazo que busca como uno de los objetivos el rendimiento deportivo; pero es un proceso educativo de voluntad, de perseverancia, de lucha y muchas cosas más que nada tienen que ver con las tres horas de un maratón.
–Hay como una explosión de esta actividad ¿no?
–Sí, aquí y en el mundo. La tendencia del empresario finished, no importa que gane, sino que termine. En las cinco grandes maratones del mundo hay un circuito finished. Al empresario lo jerarquiza porque demuestra que además de ser exitoso en su empresa se da tiempo para entrenar tres horas por día. También hay muchas personas que quizá no hicieron deportes y de pronto descubren en estas cosas algo que les gusta, que les hace bien, les genera placer, y se ponen fanáticos.
–¿Tenés fanatizados?
–Claro que sí, en esto no hay uno cuerdo (se ríe), comenzando por mí. Pero mirá, por ejemplo, tengo un master, o sea un adulto que practica deportes a nivel competitivo, que es un abogado de 50 años. En el último mundial de montan bike que se hizo en Sudáfrica quedó octavo, un tipo que hace tres años era un cicloturista. Se pueden hacer cosas maravillosas. Yo sé que estoy en el mundo para ayudar a las personas a través del deporte. Puedo ayudar a gente a traspasar límites que ni siquiera imaginaron que algún día se iban a atrever a pensar. Tengo cientos de casos e historias que son una obra de arte.
–¿También es cada vez más la gente que entrena?
–Sí, se ha puesto de moda. El problema es que muchos hacen un curso de tres meses y se dedican a esto, lo que me parece sumamente irresponsable. Siempre digo que nos tendrían que hacer juicio de mala praxis a los profes de educación física porque algunos les hacen daño a la gente, las lesionan, les hacen abandonar el deporte. Ejemplo, para preparar para un Iroman se requieren 100 semanas y hay gente que los prepara en dos meses. Pero esa persona queda toda rota, es una verdadera irresponsabilidad.
–¿Sentís que te puede haber afectado especialmente la parálisis de tu hijita, siendo alguien que valora tanto la actividad física?
–No, el don de madre prima sobre todo. Cuando me dijeron, a sus cuatro meses (porque no se detecta al nacimiento), que la vida de Vale iba a transcurrir sobre una colchoneta, tenía dos opciones: o me largaba a llorar o me metía a la colchoneta con ella, y elegí tirarme a la colchoneta junto a ella. El papá se asustó y desapareció, nunca más la vio. Nosotras, tenemos una vida feliz, nos divertimos, nos queremos, jugamos, callejeamos juntas. La verdad, no tuve tiempo de lamentarme, me tuve que dedicar a ella. Mato y muero por ella. Y además, amo lo que hago y tengo la suerte de poder vivir de lo que amo, soy feliz.
–¿Cuál es tu sueño?
–Como profesional ser entrenadora olímpica. Como persona, correr un triatlón adaptado con Vale. Se corre con esa silla de ruedas adaptada que ya me estoy haciendo y en la que uno va empujando, el nado es con un arnés en el que llevás tirando un bote en donde iría Vale, y para ciclismo, ahí sí se necesita una bici especial que es muy cara, para lo que estoy buscando sponsor.
–Y en el camino a lograr el sueño...
–Sí, es que aun antes de ser mamá, siempre soñé correr un triatlón con mi hijo. Y la verdad, yo pienso que el hombre siempre logra sus objetivos, cuando no lo hace, es porque dejó de intentarlo.
Alemanitis
Nombre. Elisa Lapenta, 43.
Profesión. Profesora Nacional de Educación Física, Entrenadora personal, Traductora pública nacional de alemán. Es columnista de la revista Biciclub.
Hijos. Valentina (9).
Empresa. H3o Sports.
Actividad. Entrenadora de mediano y alto rendimiento especializada en deportes de alta resistencia.
Alumnos. 97.
Frase de cabecera. “Los que dicen que es imposible no deberían interrumpir a los que lo están haciendo”.
Película. Forrest Gump.
Deporte preferido. Triatlón.
Hobby. Tocar la guitarra.
 

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