Cinco años de angustias mayores
atravesó el Basquet Sanvicentino, una verdadera lucha contra el tiempo
perdido. Si la falta de imaginación mata ideas, la carencia de los
medios materiales destruye todos los planes.-
Las demoras en la presupuestación económica se expresaron en forjar competir oficialmente en el ámbito asociativo. La molicie de quienes tenían la responsabilidad de mantener la actividad más la pérdida de apoyo de toda naturaleza, dejó al basquet absorto y maniatado, inactivo e impotente.-
Por eso nace el esperado reencuentro, una forma de nuestra sociedad necesaria para aquella decantada imaginación, porque obviamente su proceso de desenvolvimiento ha de tener parte de sus estimulantes, las suficientes dosis de trabajo y apoyo, más de otras de desprendimientos y el auténtico espíritu sanvicentino, que hizo fructificar y hacer una realidad exitosa el motivo del encuentro.-
El atardecer del sábado 29 se avecinaba con un movimiento inusitado, en la tradicional esquina de Velez Sarsfield y Sargento Cabral, era en vivo el movimiento de la restauración y de un nuevo vivir del baloncesto de la popular entidad barrial.-
El estadio comenzaba a poblarse lentamente con el bullicio propio de las grandes jornadas, como aquellas tres visitas de Atenas el más campeón de la Liga Nacional, los seleccionados juveniles y mayores de Córdoba luego campeones argentinos, las eliminatorias de todas las divisiones de los provinciales ó aquel rally triunfal en la obtención del torneo provincial de clubes, el regional y formar parte del entonces torneo de ascenso.-
La emoción subía de tono mientras en el parquet aparecían los integrantes de la década del 60 y 70, todas la divisiones de los años 80 hasta el 2000, aquel plantel femenino campeón provincial en 1973, históricos directores técnicos e integrantes de los planteles campeones llegados de varios puntos de la Provincia que conmovieron las fibras más intimas de los 400 espectadores que colmaron totalmente la tribuna del estadio.-
Los juegos informales donde esposas, hijos, nietos veían en acción por primera vez a sus progenitores, el show fotográfico sin tomas previas e improvisadas, era la exposición más clara y contundente de que el comienzo de "la batalla para volver" contra la "angustia de la obligada pausa" estaba triunfando.-
La vuelta de un renovado fuego, rescatado de ese innegable espíritu y sentimiento que siempre lo identificó al jugador, hincha o aficionado, era el mágico resultado que comenzaba a tomar cuerpo, que tomaba vida y forma, de la mano de nuevos hombres, jóvenes ellos, que con mentalidades actualizadas, toman el timón de la Institución con mucha decisión y capacidad casi cercana a la audacia, para encarar la más díficil labor de colocar a la "blanquiroja" en la competición oficial.-
El eco exitoso se debió a la bondad de la propuesta, el evento fué una muestra cabal de integración sentimental, un abrazo emotivo de lo deportivo con lo social, lo que constituye esa imagen pura que comienza a desafiar el futuro en el camino de rescatar el tiempo perdido.-
Las demoras en la presupuestación económica se expresaron en forjar competir oficialmente en el ámbito asociativo. La molicie de quienes tenían la responsabilidad de mantener la actividad más la pérdida de apoyo de toda naturaleza, dejó al basquet absorto y maniatado, inactivo e impotente.-
Por eso nace el esperado reencuentro, una forma de nuestra sociedad necesaria para aquella decantada imaginación, porque obviamente su proceso de desenvolvimiento ha de tener parte de sus estimulantes, las suficientes dosis de trabajo y apoyo, más de otras de desprendimientos y el auténtico espíritu sanvicentino, que hizo fructificar y hacer una realidad exitosa el motivo del encuentro.-
El atardecer del sábado 29 se avecinaba con un movimiento inusitado, en la tradicional esquina de Velez Sarsfield y Sargento Cabral, era en vivo el movimiento de la restauración y de un nuevo vivir del baloncesto de la popular entidad barrial.-
El estadio comenzaba a poblarse lentamente con el bullicio propio de las grandes jornadas, como aquellas tres visitas de Atenas el más campeón de la Liga Nacional, los seleccionados juveniles y mayores de Córdoba luego campeones argentinos, las eliminatorias de todas las divisiones de los provinciales ó aquel rally triunfal en la obtención del torneo provincial de clubes, el regional y formar parte del entonces torneo de ascenso.-
La emoción subía de tono mientras en el parquet aparecían los integrantes de la década del 60 y 70, todas la divisiones de los años 80 hasta el 2000, aquel plantel femenino campeón provincial en 1973, históricos directores técnicos e integrantes de los planteles campeones llegados de varios puntos de la Provincia que conmovieron las fibras más intimas de los 400 espectadores que colmaron totalmente la tribuna del estadio.-
Los juegos informales donde esposas, hijos, nietos veían en acción por primera vez a sus progenitores, el show fotográfico sin tomas previas e improvisadas, era la exposición más clara y contundente de que el comienzo de "la batalla para volver" contra la "angustia de la obligada pausa" estaba triunfando.-
La vuelta de un renovado fuego, rescatado de ese innegable espíritu y sentimiento que siempre lo identificó al jugador, hincha o aficionado, era el mágico resultado que comenzaba a tomar cuerpo, que tomaba vida y forma, de la mano de nuevos hombres, jóvenes ellos, que con mentalidades actualizadas, toman el timón de la Institución con mucha decisión y capacidad casi cercana a la audacia, para encarar la más díficil labor de colocar a la "blanquiroja" en la competición oficial.-
El eco exitoso se debió a la bondad de la propuesta, el evento fué una muestra cabal de integración sentimental, un abrazo emotivo de lo deportivo con lo social, lo que constituye esa imagen pura que comienza a desafiar el futuro en el camino de rescatar el tiempo perdido.-
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