domingo, 16 de septiembre de 2012

Barcos, de repartidor de soda a jugar con Messi

Barcos, ilusionado por poder jugar y hacer goles para Argentina (Alberto Córtez/ Diario Crónica).
Barcos, ilusionado por poder jugar y hacer goles para Argentina (Alberto Córtez/ Diario Crónica).
Edición impresa. Así es la historia del delantero, de origen humilde, quien fue citado por primera vez para el seleccionado argentino, señaló el Diario Crónica.
Por Matías Ruffet, enviado especial
Córdoba, tierra famosa por el ritmo del cuarteto, incluye al fernet en una carta de aquellas delicias que uno no debe dejar de probar si está en la provincia. Sin embargo, en Bell Ville, nadie quería dejar de recibir un sifón de soda. Y para eso, él colaboraba. Tal vez, junto con su hermano, eran los soderos más jóvenes del mundo.
Hernán Barcos, el mismo que comparte el plantel argentino con Lionel Messi y que se consagra con goles en Palmeiras, de Brasil, a los 10 años “repartía soda. Desde chicos con mi hermano le pusimos el pecho a todo, la nuestra era una casa muy humilde y hacíamos todo tipo de trabajo para generar ingresos”, según nos cuenta.
Esas cosas son aprendizajes, desde que era chico soñaba con ser un jugador profesional y sabía que tenía que había que tener sacrificio. Nunca dudé ni pensé en aflojar cuando las cosas no salían, siempre supe que era lo mío”, le relata a Crónica el artillero que por primera vez está en el conjunto de Alejandro Sabella.
El llamado del técnico lo dejó totalmente sorprendido y entusiasmado, al igual que a sus amigos, quienes creyeron que la citación llegaba desde Ecuador, donde Barcos brilló en Liga de Quito, ya que allí planificaban ofrecerle que se nacionalizara y jugara las eliminatorias.
Hernán, que sabe de las presiones de la vida y asume el compromiso de vestir la “celeste y blanca”, se ofreció al diálogo y repasó su vida y su carrera. El pibe que repartía soda en Bell Ville, el hombre que es artillero del seleccionado, no la tira afuera en el mano a mano con Crónica.
-¿Cómo te enteraste de la convocatoria?
-Me llamó Sabella y me dijo que estaba la posibilidad y después me llamó para confirmarme, así que imagináte la emoción grande que tuve.
-¿Cuánto tiempo pasó entre ese primer llamado telefónico y el segundo?
-Un día, casi a la misma hora.
-¿Y cómo viviste esa noche?
-¡Fue una locura! La cabeza imagináte cómo estaba, tenía la ansiedad de saber si estaba o no estaba. Cuando (Sabella) me dijo que sí, me tranquilizó un poco.
-¿El llamado te tomó por sorpresa o en Palmeiras te comentaron que iba a llamarte el técnico del seleccionado argentino?
-En el club me pidieron el teléfono y me dijeron que era para un llamado de Argentina, ¡pero nadie me dijo que era de la selección!
-¿Lo imaginabas?
- Uno siempre se ilusiona, pero sabía que estaba muy lejos, que era muy difícil por la gran cantidad de jugadores que tiene Argentina en mi puesto. Lo soñaba pero no lo esperaba.
-¿A quién se lo comunicaste primero?
-Llamé a mi esposa, yo estaba concentrado, después a mi hermano y a mi vieja, todos se pusieron muy contentos, realmente.
-Cuando se lo contaste a tus amigos, ¿alguno pensó que lo estabas cargando?
-¡Algunos pensaban que el llamado era de la selección de Ecuador!
-En Ecuador te consagraste y allí se comentó que podían llamarte para esa selección. ¿Hubieses aceptado si no aparecía la posibilidad de jugar para Argentina?
- Seguramente sí, porque yo veía muy lejos la posibilidad de jugar en la selección argentina.
-¿Alguna vez te habías cruzado con Lionel Messi?
-No, lo vi por primera vez.
-¿Cómo fue el encuentro?
-Cruzamos dos o tres palabras, él es muy tranquilo y humilde.
-Messi genera atracción en todo el mundo, ¿qué sentiste vos en ese momento?
-Y... Es el mejor jugador del mundo. Uno trata de ser simple y tranquilo para no incomodar, obviamente que llama la atención, pero uno al estar ahí con todos esos monstruos tiene que estar a la altura.
-¿Algún amigo “cholulo” te pidió que le llevaras algo de Messi?
-La mayoría (risas). Uno trata de ser lo más lógico posible.
-¿Algún otro compañero te llamó rápidamente la atención?
-Son todos jugadores muy humildes, muy buena gente, por ahí uno no esperaba un grupo así en una selección tan importante del mundo. Hay un gran grupo y eso me llamó la atención. Eso es lindo, porque no te cuesta tanto integrarte. Hay jugadores muy buenos y que te ayudan a adaptarte rápido al plantel.
Trotamundos
Primero hay que saber sufrir, reza un tango grabado en la memoria colectiva. Y en Oriente, donde conocen del popular ritmo rioplatense, Hernán Barcos vivió situaciones tan intensas como complejas. Sin lugar en la Argentina ni en países aledaños, jugó en China (Shenzhen Rubi, primero; Shanghai Shenshua, después), donde su esposa y su hija fueron compañeras de una difícil excursión.
-¿Cómo fue tu experiencia en China?
-Todos los lugares te dejan sus cosas positivas y sus cosas negativas, yo traté de sacar de cada lugar algo bueno y creo que esas son las cosas que me fueron haciendo crecer, tanto a nivel personal como futbolístico.
-¿En qué radicó ese cambio en tu juego?
-Todo ese tipo de experiencias y los grandes técnicos a los que tuve en mi carrera, como al “Patón” Bauza en Liga de Quito y ahora con Felipe Scolari; creo que me enseñaron cosas importantísimas para el juego y para ser un jugador más completo.
-¿Qué fue lo más extraño que te pasó en China?
-Lo más raro era la comida, se me hacía muy complicado. Y de chino no entendía nada, las indicaciones no las entendía nunca, al tiempo pedí que me pusieran un traductor... Tuve momentos complicados allá. Estaba con mi esposa y mi hija, en ese momento tenía solamente a ella, que me acompañaron siempre. Mi señora tiene una capacidad de adaptación muy buena y eso hay que aprovecharlo, por eso fuimos a cualquier lado....
-Cuando llegaste a Brasil prometiste meter 27 goles este año. Ya tenés 21...
-Quería hacer más goles que en Liga en 2011, donde metí 27, y ahí pusieron que la meta era hacer 27 goles como mínimo.
-¿Algunos periodistas se tomaron a gracia tu objetivo?
-Puede ser. Al principio mucho no me conocían, tal vez se lo tomaron a gracia, pero por suerte hoy me conocen más y se respeta lo que uno hace.


 FUENTE

Diario Cronica

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