“El Matador” fue uno de los integrantes de la “selección fantasma” que hace 40 años consiguió un histórico triunfo en La Paz.
Los años le cambiaron la función, pero no el protagonismo. Mario Kempes,
en su residencia de Estados Unidos, se prepara por estos días para
comentar en ESPN el choque de mañana entre Bolivia y Argentina, el mismo
duelo que lo tuvo, en el Hernando Siles de La Paz hace 40 años, con un
equipo que hizo historia: la selección fantasma.
“En Bolivia las cosas te pueden salir de 10 o de menos 10, como ocurrió en la última eliminatoria”,
arrancó el diálogo con Mundo D, a la vez que tira algún consejo:
“Siempre hay que tener precauciones cuando vas a La Paz, porque no es
broma lo de los 3.600 metros de altura. Las distancias cortas se te
hacen largas y las largas se te hacen infinitas. Pero ahora hay otro
plantel, otro técnico, con distintos planteos y hasta diría con
mentalidad diferente”.
Una historia para contar
Argentina vivía días difíciles en 1973. El país ya había entrado en
una espiral de violencia que derivó en los años más oscuros de la
República.
El 23 de septiembre de 1973, la selección nacional afrontó en La Paz,
ante Bolivia, un compromiso clave por las eliminatorias al Mundial de
Alemania el mismo día que la fórmula Juan Domingo Perón-María Estela
Martínez de Perón era consagrada para suceder al renunciante Héctor
Cámpora.
Mario Kempes, por entonces un juvenil de 19 años que jugaba en la
Liga Cordobesa para Instituto, fue convocado para una experiencia
revolucionaria: conformar una selección paralela dedicada exclusivamente
a afrontar el partido frente a Bolivia, en La Paz, que era algo así
como “la llave” para llegar al Mundial de Alemania. Y la iniciativa
finalizó exitosamente: Argentina ganó 1-0 con gol del delantero Oscar
Fornari, de Vélez, que le dejó la clasificación en bandeja.
“Estuvimos 15 días en Tilcara –recuerda Kempes– y después nos fuimos a
La Paz. Fueron 30 días muy muy difíciles, donde la apechugamos con un
grupo muy bueno. Fue duro no por el sacrificio que hacíamos, sino porque
nadie nos daba ni cinco de bolilla. La AFA se había olvidado de
nosotros y no existíamos prácticamente para ellos. Recién se acordaron
de nosotros cuando se acercó la hora del partido. Ahí empezaron a hablar
un poco los periodistas, que nos dieron algo de importancia, hasta que
un día salimos disfrazados y ahí empezaron a preguntar si nos hacía
falta algo, pero la verdad que ya era bastante tarde”.
–La famosa foto que se ve a un equipo con encapuchados como fantasmas, ¿eran realmente ustedes?
–Sí, claro. Esa foto la sacaron en Tilcara porque ya estábamos
cansados de todo. En vez de ponernos las orejas de burros nos pusimos
las capuchas de fantasmas. Fue por iniciativa de los jugadores con más
cartel, que hicieron conocer la situación. Éramos realmente fantasmas,
no nos daba bola nadie, nos tenían olvidados y mientras “la otra
selección”, la de los “importantes” estaba en Europa. ¿A qué carajo
fueron allá si había que jugar en Bolivia?
–¿Y vos cómo anduviste?
–No tuve un rendimiento muy bueno. Tampoco el equipo jugó bien,
porque a pesar de haber estado un mes aclimatándonos, no nos resultó
fácil. Al final, lo más importante, lo que trascendió, aun más que
nuestra historia, fue el resultado. Eso fue lo que realmente se
acuerdan; que ganamos 1-0.
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